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El plomeo en la balística de escopetas

A la hora de realizar un buen tiro, no es suficiente conocer el manejo del arma, como funciona y cargarla adecuadamente, sino que hay que tener en cuenta los factores balísticos que permitan elegir el cartucho adecuado y la distancia de tiro adecuada según el animal y sus posición.

La balística de este tipo de munición es compleja, y se comporta de muy distintas maneras en cada arma. El factor determinante que nos va a decir si un cartucho es efectivo o no es el plomeo, que es la dispersión experimentada por la carga de perdigones en el aire cuando abandonan la boca del cañón de la escopeta.

El proceso de disparo es complejo y comienza con la explosión producida en el pistón, y que enciende la carga de pólvora. Al prenderse, la pólvora genera gases y un aumento de la presión en la cámara que provoca el movimiento de la masa de perdigones, y en  milésimas de segundo, todos los proyectiles habrán salido por la boca del cañón. Sería fácil pensar que todos los perdigones salen del cañón con la misma velocidad y por tanto con la misma energía, pero no es así.

Durante un breve instante, dentro del cañón, los perdigones forman una masa compacta, aplastados entre ellos, por la presión del disparo, aunque su comportamiento individual poco tiene de homogéneo, ya que el reparto de la energía no será el mismo entre ellos.

Los que están por detrás son empujados directamente por la explosión con toda su fuerza, mientras que éstos empujan a los que están por delante con la energía que les sobra, una vez que gastan algo para vencer su propia inercia. Cada perdigón trasmite al que tiene por delante un poquito menos de lo que él recibe.

Como los plomos están alojados dentro del cartucho sin orden perfecto, cada uno se apoya por delante en dos o tres y, en algunos casos, hasta cuatro secciones de los siguientes. Esto hace que su capacidad de empuje se divida entre todos ellos; pero, además, como seguramente no se habrá apoyado en forma homogénea entre todos, el reparto de energía tendrá la misma falta de homogeneidad. 

El volumen de la carga munición también va a influir en cómo se comportan los perdigones.

Una carga de munición de 32 gramos en un tamaño de 6 grande ocupa menos volumen que la misma carga en tamaño de plomo 10. Esta diferencia de volumen hace que cuanto más pequeña es la munición, mayor es también el número de otras con las que tiene pequeñas superficies de contacto. Entonces, si es mayor el número de plomos con los que debe interactuar y discutir, es lógico que también aumenten las turbulencias, las reyertas y, en consecuencia, la dispersión.

Es un hecho que la carga y el tamaño de los perdigones en relación a la misma son factores fundamentales en la balística de escopeta, y podemos tomar como principales referencias que, a grandes rasgos:

1) cuanto más gramos de perdigones hay, peor es el plomeo.

2) a igualdad de gramos de carga, los perdigones más finos abrirán más. A medida que se separan, las bolitas de plomo gastan parte de su impulso en desviarse y luchar solas contra la resistencia del aire, y esto les resta velocidad;

3) cuanto más gruesa es la munición, mata más lejos. El mayor peso y velocidad de los perdigones gruesos con respecto a la propia superficie que ofrece resistencia al avance hace que conserven más energía cinética que los perdigones finos, por lo que llegan más lejos.

Un factor enormemente importante a la hora de obtener un buen plomeo es la calidad de los componentes del cartucho.